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• 14 Mar

Sydney y Rachel Saunders son una pareja de ancianos de Exeter, Reino Unido, tienen 86 y 81 años y aseguran que llevan utilizando la misma secadora ininterrumpidamente durante los últimos 55 años. Estos ancianos se han convertido en noticia tras haberse puesto en contacto con un periódico local solicitando una asistencia histórica, con la finalidad de deshacerse de unos electrodomésticos que les han durado décadas y todavía funcionan perfectamente.

Esta pareja de ancianos no quiere tirar los electrodomésticos, ya que aseguran que siguen funcionando como el primer día, pero al cambiarse a un apartamento ya equipado, deben deshacerse de ellos. Aseguran que “es una pena tirarlos”, destacando que todos funcionan perfectamente.

Como ejemplo principal podemos encontrar su secadora, la cual ha funcionado durante 55 años siendo usada semana tras semana, y todavía podría seguir así si no fuese por su cambio de vivienda. También disponen de una plancha y lavadora que, pese a tener una pequeña fuga, siguen funcionando perfectamente.

Esta noticia nos hace plantearnos como esta pareja ha aguantado durante tanto tiempo con los mismos electrodomésticos cuando hoy en día solemos cambiar al menos uno de ellos cada tres o cuatro años. Normalmente los cambiamos porque se estropean y nos sale más caro arreglarlo que comprar uno nuevo. Es en este punto donde entra la obsolescencia programada.

¿Qué es la obsolescencia programada?

La obsolescencia programada es cuando un producto deja de funcionar porque ha sido programado para ello, no porque esté estropeado o tenga algún daño grave. Es decir, se programa la muerte del aparato para que este deje de funcionar al cabo de un tiempo determinado. Actualmente, esta técnica es utilizada casi por todas las empresas que se dedican a fabricar dispositivos móviles o electrodomésticos.

Normalmente, este tipo de productos están diseñados para convencer al comprador de su gran calidad y diseño pese a no tener una larga vida útil. De esta forma, las empresas venden constantemente este tipo de productos, ya que cuando éste falla, el cliente debe volver a comprar la versión más actualizada.

Aunque no es un comportamiento muy ético de la marca, lo cierto es que la mayoría de empresas realizan este tipo de acciones, de esta forma se aseguran de vender gran cantidad de productos. Por otro lado, podría desprestigiar la marca y hacer que los clientes se vayan a la competencia, pero al final todos los productos del sector están programados para dejar de funcionar un día u otro.

Lo que la marca debe hacer es conseguir que el cliente crea que ha hecho una buena compra, y cuando se le estropee el producto, vaya a la misma compañía a comprar la última versión. Esta estrategia es la que sigue la mayoría de empresas actualmente, y gracias a la ausencia de otro modelo de negocio, consiguen las ventas esperadas.

Pese a esto, se ha creado un sello específico para identificar los productos que no disponen de obsolescencia programada. Aunque estos sean una minoría, esperemos que poco a poco sean más los productos que puedan llegar a durar hasta 55 años como la secadora de la pareja de ancianos de la que hemos hablado anteriormente.

Fuente: https://elpais.com/tecnologia/2017/11/21/actualidad/1511272692_567905.html

Fuente: http://www.areatecnologia.com/obsolescencia-programada.html

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